Si lo que estás buscando es tener un buen desarrollo profesional y un crecimiento en tu trabajo, seguramente este artículo te ayudará
Ser una persona inteligente no necesariamente significa que tienes todos los conocimientos del mundo y el IQ más alto, significa que sabes cómo sacarle provechos a tus fortalezas, aprender de tus debilidades y que entendemos que hay ciertas cosas o forma de actuar que pueden ayudarte a lograr tus objetivos, sin morir de estrés en el intento.
En el trabajo hay estrategias, hábitos y "reglas" (que más bien son como guías) que ayudan a aumentar la productividad, pero que también ayudan a causar una mejor impresión en los demás.
Construye buenas relaciones con tus compañeros (y jefe)
La Universidad de Harvard explicó en uno de sus estudios más largos que necesitamos buenas relaciones para ser felices, pero también para ser exitosos.
Llevarte bien con tus compañeros de trabajo, ayuda a que disfrutes más tu tiempo en la oficina, a que te mantengas motivado y no te sientas solo o aislado, además de que es lo que permite que trabajes en equipo y que recibas ayuda cuando la necesites. Por otro lado, tener una buena relación con tu jefe puede ser clave para tu crecimiento, para recibir retroalimentación y para evitar que se dé un ambiente tóxico.
Sé puntual
La puntualidad es una cualidad muy importante. Las personas puntuales suelen tener menos estrés, ya que no tienen que estar corriendo para llegar a donde deben estar o para entregar sus proyectos. La puntualidad es el resultado de un buen manejo del tiempo, de entender las prioridades y de una mayor organización, que son habilidades que te ayudan a crecer en cualquier contexto.
Tienen un plan claro para el día
Así como no es buena idea entrenar sin un plan y son conocer tus objetivos, tampoco es la mejor idea ponerte a trabajar sin saber qué es lo que debes lograr, qué es lo que necesitas para hacerlo y cuáles son las prioridades del día, ya que esto puede hacer que inviertas tu tiempo de forma incorrecta.
Es importante que te tomes unos minutos antes de empezar, para ser tus prioridades, crear un plan de acción y analizar todo lo que quieres hacer en el día para asegurarte de que vas a tener tiempo de hacerlo todo.
No dejes de buscar el aprendizaje
Bill Gates lo dice, hay que aprender de todo. No tienes que volver a la escuela para aprender, pero debes intentar buscar las lecciones en todo, de lo contrario te puedes quedar atorado en el mismo lugar o volverte obsoleto.
Lee, aprende de tus errores, no dejes de hacer preguntas, habla con personas distintas o con habilidades que te interesan. Hagas lo que hagas, siempre debes buscar ese detalle o lección que te sumen algo.
Establece límites sanos
Necesitas límites en tus relaciones, en el trabajo y en todo. Crear límites ayuda a entender qué es lo que quieres y qué es lo que no quieres, qué es lo que puedes hacer, lo que estás dispuesto a aceptar, y a tener un buen balance entre lo personal y lo profesional.
La idea es que los uses para protegerte, para cuidar de ti mismo y para asegurarte de no estar sobre trabajando y causando tu propia fatiga física y mental.
Escucha antes de hablar
Una de las estrategias de comunicación más importantes es el saber escuchar. Claro que hay que saber comunicarnos bien, pero escuchar también es prioridad, esto porque te permite conocer, entender, conectar y procesar todo tipo de información.
Ser bueno, escuchando además, hace que las personas se sientan más cómodas contigo y ayuda a que se abran, y eso puede llevarte a aprender muchas cosas importantes.
Toma tiempo para descansar
El descanso es esencial, es por esto que algunos expertos dicen que no solo debemos tenerlo mientras dormimos, sino que es importante sumar pequeños momentos a lo largo del día.
Lo que pasa es que el cerebro se cansa y la concentración se acaba, así que se recomienda que tengas algunos intervalos de 5 minutos para pararte de la silla, alejarte de la computadora y despejarte, para que puedas volver con más energía, claridad y ganas de seguir trabajando.
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