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¿Vale la pena fracasar?

Del viejo refrán “unas veces se gana, otras veces se pierde” existen innumerables variantes, la mayoría de ellas con un fuerte intento por justificar la pérdida (¿será consolación?): “De lo perdido, lo que aparezca”, “echando a perder se aprende”, “ante la costumbre de perder, hay la virtud de dar”, “a veces se gana, a veces se aprende”…

Esta última afirmación es de las más interesantes pues da por sentado que en lugar de perder ¡se aprende! ¿Qué tan certera será esta aseveración? Bueno, tal vez exista algo de verdad pues hasta se publicó un libro sobre el tema aunque con un marcado estilo de autoayuda. ¿Y si lo llevamos al ámbito empresarial? Los hombres de negocios que han tenido grandes pérdidas o incluso sufrido una quiebra ¿podrán afirmar que fueron afortunados porque “aprendieron” algo?

Como bien sabes, este Blog busca aportarte todo aquello que te permita mejorar tu actividad empresarial desde un punto de vista proactivo sin llegar al optimismo extremo (para eso ya existen infinidad de espacios). ¿Cómo encaja el fracaso (perder) a lo largo de la vida de un negocio? Otros refranes afirman que para triunfar hay que fracasar, como si el fracaso no fuera una consecuencia de nuestras acciones sino un requisito a cubrir.

El propio Michael Jordan afirma que “he fracaso una y otra vez en mi vida y eso es… por lo que tengo éxito”. ¿Será cierto? Fracaso, éxito, aprendizaje… ¿no estaremos conjugando y confundiendo las palabras? Existe también un proverbio español que dice “el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra”. ¿Acaso el aprendizaje no incluye observar a las piedras J? Lo que deberíamos tener claro es que aprender no es justificar. ¿El fracaso es la regla para obtener el éxito? No, en lo más mínimo.

¿Por qué fracasan los negocios? Aunque es un asunto multifactorial, la gran mayoría de las causas del fracaso empresarial descansan específicamente en su dueño. Por favor que no se sientan heridas algunas susceptibilidades (¿egos?), el ser humano tiende a fallar más que a acertar. De un negocio, o de su dueño se espera lo mismo que de la ciencia: que venda productos milagrosos (muy rentables), que sea gestionado exitosamente y que “despegue” rápido. Es pedir demasiado.

Y este asunto se complica cuando es el propio fundador de un negocio el que se fija esas altas (e irreales) expectativas. Es malo que las personas en general tengan ideas equivocadas sobre el funcionamiento de un negocio, pero es terrible cuando quien se equivoca es el empresario mismo… y no se atreve a reconocerlo, sino más bien a encontrar justificaciones.

El 33 por ciento de los emprendimientos en México fracasa durante el primer año (en Estados Unidos la tasa es del 20 por ciento en los primeros dos años) lo que ya nos dice afortunadamente que el requisito para seguir operando no es el fracaso. Las causas del fracaso son diversas pero podrían sintetizarse en: no investigar el mercado, no elaborar un plan de negocios, financiamiento insuficiente, mala ubicación del negocio tanto física como en Internet, idea de negocio rígida y crecimiento demasiado rápido.

Buenas noticias. Todo esto lo que nos indica es que el fracaso empresarial no es un destino sino una opción ya que se puede prevenir. Pero recuerda que prevención no es adivinación. La conclusión es clara: si dejas que tu negocio camine como pueda tal vez fracase, pero si lo preparas, lo armas con las herramientas necesarias (estas ya existen) seguramente sí aprenderás pero no fracasarás. También se aprende del éxito, de hacer las cosas bien desde el principio.

En Spechi trabajamos con la prevención, y nos gusta. Y evitar el fracaso es algo en lo que podemos ayudarte si nos lo permites.

¿Vale la pena fracasar?
Administrator 23 abril, 2021
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