Si hablamos de moda masculina y particularmente del arreglo personal, el uso de la barba abundante fue notorio en los años 60 y retomado a partir de 2010 por la cultura urbana —o si prefieres llamarle tribu— conocida como hípster con gustos e intereses asociados a lo vintage, lo alternativo y lo independiente pero no, hoy no queremos hablarte de moda sino de anticipación, hermana muy cercana de la prevención.
Hace un par de años el mundo estaba inmerso en un ambiente de creciente incertidumbre —¿recuerdas el Entorno VUCA?— a tal grado que se vaticinaba una recesión económica mundial que no llegó pero que sí se manifestó con una desaceleración en la economía de muchos países. Hoy resurgen esas voces de alarma pero ante un escenario salpicado de evidentes certezas.
La disrupción en las cadenas de suministro que las están obligando a reinventarse, la escasez de materias primas indispensables para el desarrollo de tecnologías renovables o el imparable aumento de la inflación nos dicen que el futuro ya no es incierto sino dolorosamente predecible. Ya no tenemos duda de que vienen tiempos difíciles. La gran pregunta no es si llegarán esos tiempos sino cuándo lo harán.
Regresando a la moda alternativa de la barba, recordemos que en las barberías tradicionales la forma de rasurar implicaba colocar previamente una toalla húmeda caliente (remojada) en la cara del cliente para suavizar y relajar. Mientras se rasuraba a un cliente, el siguiente recibía la misma preparación sabiendo lo que venía. De ahí que surgiera la frase “cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar” —barbam propinqui radere, heus, cum videris, prabe lavandos barbula prudens pilos—.
Bueno, ya sabemos lo que viene. ¿Qué vamos a hacer al respecto? ¿Solamente relajarnos y disfrutar de una buena rasurada de nuestro hábil barbero? ¿O quizás evaluar alternativas que nos ayuden a salir lo menos trasquilad@s posible? La elección es nuestra (o tuya). Por eso no se trata de prevenir sino de anticipar.
Es como en las fiestas o antros. Cuando empiezan a apagar las luces, a recoger las copas y los vasos y a reducir el volumen de la música es el momento de tomar nuestro abrigo y salir. Algunos querrán seguir la fiesta hasta que asome el sol y otros simplemente regresarán a casa para disfrutar de un buen desayuno por la mañana.
Solo que no estamos en medio de una divertida fiesta. Nos encontramos en algo parecido a una junta de vecinos en donde si acaso habrá algunos bocadillos y se están recaudando aportaciones para arreglar algunas luminarias en las calles, para recortar los arbustos del pequeño jardín del barrio o para contratar vigilancia durante las noches. Sabemos lo que está en juego y además cómo nos afecta pero queremos analizar si estamos dispuestos a involucrarnos.
¿Cuánto te quieres involucrar con lo que viene para tu empresa? Es casi seguro que sabes de primera mano acerca de negocios cercanos al tuyo que han visto reducidas significativamente sus ventas o de plano que han cerrado. Muy probablemente algún miembro de tu equipo ha partido buscando nuevos horizontes —mejores que contigo— o de manera menos drástica, tal vez la productividad de tus colaboradores ha ido a la baja.
Por supuesto que podrás echarle la culpa al entorno negativo pero éste no tiene palabra, no responde por sus actos así que sin importar cuánto daño haya causado en tu empresa —hablamos del entorno— no hará absolutamente nada para restituir tus pérdidas. Esa responsabilidad te corresponde a ti.
Y nuevamente una Ley de Murphy viene a cuento: los eventos desafortunados siempre se producen en serie. Si en verdad deseas que tu empresa no solo enfrente sino que supere con creces los retos que vienen, tendrás que prepararla para atender varios escenarios. Tendrás que trabajar en rediseñar la manera en que vendes, en que contratas y retienes personal y por supuesto, cómo gestionas y diriges tu negocio.
Así que prepárate un buen café, acércate un bolígrafo con suficiente tinta y comienza a rediseñar tu empresa y no precisamente a causa de una feroz pandemia sino de algo tan sencillo como la realidad de los negocios.
O mejor aún, tómate ese café con nosotros. En Spechi nos gusta anticiparnos y estamos preparados para apoyar a las empresas a enfrentar escenarios difíciles. Compruébalo.