A dos años de su llegada y contrario a lo que todos quisiéramos, seguimos en los tiempos del COVID y la vacunación de las personas continúa siendo un imperativo mundial solo que con avances muy dispares. Son escasamente una veintena de naciones las que superan el 80 por ciento de su población con un ciclo de vacunación completo (México no está en este grupo).
La pandemia aún es un tema sensible desde muchos enfoques, principalmente y por supuesto el de salud, pasando por el económico y el ámbito educativo. Así que en aras de nuestra salud mental, solo momentáneamente mudémonos de los tiempos del COVID a los tiempos de la Calidad. Apliquemos vacunas para prevenir el coronavirus y vacunas para mejorar nuestros procesos empresariales.
¿Una vacuna empresarial? ¿Es acaso una “puntada” mexicana o una “pasada” española”? Para nada. La vacuna empresarial es un concepto propuesto por Philip B. Crosby en 1987 en su libro “Calidad sin lágrimas” y la llamó específicamente Vacuna Pro Calidad. Crosby afirmó que “una organización puede ser vacunada contra el incumplimiento de los requisitos” refiriéndose por supuesto a los relacionaos con la Calidad.
Acerca de la misma organización, Crosby dice que “puede ser dotada de anticuerpos que prevengan los problemas. Algunos de estos anticuerpos provienen de acciones de la dirección; otros, son procedimientos de simple sentido común”. El autor afirma que por ejemplo una empresa sensata realiza rutinariamente pruebas de calidad para desarrollar un nuevo producto. ¿Será cierto?
¿Cuántas empresas “sensatas” existen en el mercado? La práctica nos dice que son muy pocas, ya que la mayoría lanza sus nuevos productos cruzando los dedos para que el mercado los acepte. El sentido común que menciona Crosby al parecer no es tan común. Él mismo establece que los problemas de calidad en las empresas surgen cuando éstas dejan de hacer lo que saben que es preciso hacer.
También nos da un poco de luz para resolver los problemas de calidad afirmando que “los anticuerpos que sirven para combatir estas bacterias y otras similares, no se hallan dentro de procedimientos y controles detallados” porque es muy difícil lograr que los directivos lean los procedimientos y menos aún que los cumplan. Hay cierta ironía cuando afirma que “contar con un voluminoso libro de normas y procedimientos aún no ha salvado del desastre a compañía alguna”.
Recordemos que Crosby era podólogo, así que con sus conocimientos de medicina desarrolló su vacuna mezclando tres ingredientes clave. Para prepararla es necesario combinar ciertos ingredientes clave y “para suministrarlos continuamente al cuerpo de la empresa, hay que utilizar una estrategia que conste de tres acciones administrativas bien definidas: determinación, educación e implantación”.
La determinación aflora cuando los miembros de un equipo de trabajo deciden actuar para cambiar las características de la organización. La educación se refleja cuando los empleados utilizan un lenguaje común acerca de la calidad y comprenden lo que sus respectivos puestos deben aportar. La implantación es poner en marcha los procesos de cambio de manera constante. Sencillo ¿verdad?
Al igual que las personas que se oponen a vacunarse contra el COVID-19, esta vacuna empresarial no es atractiva para todas las empresas ya que las obligaría a comenzar un proceso de transformación integral que definitivamente es positivo pero algo incierto en cuanto al tiempo que implicará su desarrollo, la cantidad de beneficios que se obtendrán y los recursos que deberán invertirse para dicha transformación.
La vacunación empresarial es solo para aquellas empresas (y sus dueños obviamente) dispuestas a asumir el riesgo que implica buscar nuevas formas de trabajo, de producción y de gestión de los negocios. Riesgo mínimo pero riesgo al fin. Se requiere un poco de osadía y mucha determinación como propone Crosby. En los tiempos del COVID vacunarse parece la mejor opción ¿no lo crees?
En Spechi llevamos largo tiempo aplicando anticuerpos administrativos con resultados satisfactorios. Comunícate con nosotros para comprobar que no hay efectos secundarios.